-¡Mami, Mami!- chilla Rebeca, ojos grandes, media sonrisa, un colmillo atrapando la punta de la lengua como para morderse la celebración, la mano cerradita sobre el lápiz que baja en picada rumbo a la hoja en blanco.
- ¿Qué, mi amor?- dice la madre desde el baño, con un ojo en su libro y otro en el drenaje del secarropas.
- ¡Se me escribió un cuento!
Edgardo Ariel Epherra
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