Una autora: Amalia Bautista.


Hoy me gustaría dedicarle esta entrada del blog a la poetisa Amalia Bautista (Madrid 1962), una de las pocas autoras contemporáneas que se decantan decididamente por la sencillez y la cotidianidad en sus escritos. Su poesía se ha calificado de minimalista,  en cuanto rechaza sistemáticamente los cultismos y las intertextualidades y orienta su obra hacia el tono coloquial y los temas cotidianos: poemas breves, a veces irónicos, con finales en ocasiones sorpresivos. Y sin embargo, nada más lejos de la superficialidad: sus palabras calan con una hondura difícilmente igualable e incluso pueden llegar a ser solemnes, dejando siempre un poso de profundidad y de importancia.

(Si quieres leer alguno de sus precisos poemas, pulsa  aquí abajo)





La misma autora  ha reflexionado sobre su poética diciendo que en poesía, como en cualquier otra actividad, no todo vale; que hay que aspirar a decir cosas, y no sólo palabras; que la originalidad no se alcanza por el simple hecho de pretenderla y que, una vez conseguida, no garantiza la calidad; y que prefiero la poesía inteligible porque aún no he conseguido emocionarme con lo abstruso ni con lo vacío.” Y también subraya que Detesto los poemas torrenciales, aquellos en los que el autor parece no saber cómo terminar, los que no son más que una sucesión caótica de sensaciones pretendidamente poéticas -ya sea por lo raras que son en sí o por lo mal que se nos cuentan-, que no tienen una estructura clara y que, para colmo, suelen ser pretenciosos y barajables. Entiendo por poema barajable aquel en el que el orden de los versos, casi nunca medidos ni rítmicos, puede alterarse a capricho, de modo que el segundo verso puede ir en octavo lugar, el quinto en el vigésimo, el tercero en el decimocuarto, y así hasta que nos aburramos, sin que se altere el sentido del poema, porque el poema no tiene, ni antes ni después de los cambios, sentido alguno.

Os dejo tres de mis poemas favoritos de la autora, esperando que los disfrutéis como yo. 

AL CABO
Al cabo, son muy pocas las palabras
que de verdad nos duelen, y muy pocas
las que consiguen alegrar el alma.
Y son también muy pocas las personas
que mueven nuestro corazón
, y menos
aún las que lo mueven mucho tiempo.
Al cabo, son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después que nuestros hijos.




EL ANGEL PERPLEJO 
Nunca hubo dios, ni vírgenes, ni santos,
ni icono que proteja, ni oración que consuele;
nunca ha habido milagros o prodigios,
ni salvación del alma o vida eterna;
ni mágicas palabras, ni bálsamo efectivo
contra el dolor que no remite nunca;
ni luz al otro lado de las sombras,
ni salida del túnel, ni esperanza.
Sólo nos acompaña en esta travesía
un ángel de la guarda perplejo que soporta
la misma vida perra que nosotros.
 

ENIGMA
El primer día que salí contigo
dijiste que era extraño tu trabajo,
Nada más. Sin embargo, yo sentía
que mi piel se rasgaba hecha jirones
cada vez que tus manos me rozaban,
y que tus ojos eran como aceros
que hacían que los míos me dolieran.
En adelante siempre fue lo mismo:
tú te enorgullecías de tu arte,
más sutil y directo cada día,
y yo no comprendía nunca nada.
Ahora lo sé. Conozco ya tu oficio:
lanzador de cuchillos. Has lanzado
contra mi corazón el más certero.  


Si queréis leerla a ella reflexionando sobre su manera de entender la poesía, podéis consultar http://www.catedramdelibes.com/archivos/001227.html

2 comentarios:

  1. Manager querida me encanto leer a esta poetisa. En tan poco dice mucho. He quedado admirado con su ángel perplejo. Ella roza perfectamente el concepto budista.

    Un gusto leerla.

    Serge.

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  2. Me alegro mucho de que te haya gustado, Serge, a mí me encanta, es verdad que es tan profunda y sencilla que te transporta a una dimensión casi budista, qué buen planteamiento.
    Un abrazo compi : )

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