LA MARCA



No mires fijamente a la cuchilla.
Que la hoja que reluce casi hipnótica
lleva la MARCA 
                              lleva la MARCA
lleva la MARCA, la MARCA, la MARCA...

No mires en el fondo de ese horno.
La pared, en lo obscuro y en lo ignoto,

lleva la MARCA 
                             lleva la MARCA
lleva la MARCA, la MARCA, la MARCA...

No mires desde el puente hacia el asfalto.
La distancia que te haría ser un pájaro
lleva la MARCA 
                             lleva la MARCA
lleva la MARCA, la MARCA, la MARCA...

No mires al que rie en el espejo.
Que detrás de su pupila el horror vacui
lleva la MARCA.


POR SI ACASO. ROMANCE HIPOTÉTICO.


 
Por fin tenía a la Luna
 al ladito de su cama,
(por si acaso conocía
a la mujer que soñaba...)

Después de dejar los dedos
subiendo aquella montaña,
(por si acaso, y con gran suerte,
un día la enamoraba...)

Después de arañar el cielo,
sangrando al desencajarla,
(por si acaso alguna prueba
de su amor le reclamaba...)

Después de cargarla al hombro
y volver sufriendo a casa,
(por si acaso un imposible
le exigía su mirada...)

Pero por fin la tenía.
Justo al lado de su cama.

Durmió solo, e intranquilo.
Por si acaso... se volaba.

  

Ay!

(Este poema fue publicado en la antología Memoria y Euforia, de la editorial Hipálage, Sevilla, 2012)


Ese ¡ay! que susurraste en un quejido
se prendió en mi pensamiento de una rama,
y es un ¡ay! que desde entonces se derrama
mansamente al corazón desde el oído.

Ese ¡ay! no fue escuchado, fue vivido,
y abrazándolo a tu ausencia de mi cama
su recuerdo con mi sueño se amalgama
y otro ¡ay!, a tu costado, solo pido.

Quiero un ¡ay! que me llegue con tu aliento,
que se vierta a mi garganta de tu boca,
que me beba con un trago de saliva.

Sólo un ¡ay! que me sirva de alimento.
Que sofoque, suave, este ¡ay! que se desboca
y lo salve de morirse a la deriva.